En la tenencia de Cenobio Moreno, Apatzingán, una explosión en un inmueble alertó a pobladores y autoridades durante los primeros minutos del 31 de agosto. Inicialmente se dio a conocer que seis personas habían fallecido, pero la tarde del mismo día se confirmó un séptimo deceso.
Reportes de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Michoacán señalaron que el estallido ocurrió en un domicilio que, presuntamente, era utilizado como un taller para la elaboración de artefactos explosivos artesanales.
Antes de que los elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Guardia Civil (GC) arribaran al lugar, habitantes de la localidad reportaron múltiples ataques en los que presuntos miembros de algún grupo criminal habrían utilizado explosivos lanzados desde drones.
En una primera revisión al lugar, los agentes militares y personal de seguridad estatal coordinaron la desactivación de los dispositivos caseros hallados en el inmueble. Además, ubicaron los cadáveres de seis personas, aún sin identificar, así como a un hombre con múltiples lesiones.
Jorge “C”, de 30 años, fue trasladado por las autoridades al Hospital Regional de Apatzingán para recibir la atención médica necesaria tras la detonación. Sin embargo, de acuerdo con reportes del periodista César Cabrera, de Milenio, murió en las horas posteriores, luego de haber sufrido la amputación de una mano y otras heridas de gravedad que comprometían su salud.
“Tras diligencias en el lugar, los cuerpos fueron trasladados al Servicio Médico Forense para que se practique la necropsia de ley y continuar con las investigaciones”, estableció la Fiscalía en un comunicado.
Hasta la mañana del 1 de septiembre, ninguna dependencia había ofrecido detalles respecto a las circunstancias en las que ocurrió la explosión, por lo que se desconoce si habría sido ocasionada por un ataque con drones, o bien, si fue consecuencia de un mal manejo de los artefactos que, presuntamente, ahí se almacenaban.
Una semana antes de este suceso, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del estado desmanteló en La Presa del Rosario, Apatzingán, un campamento del crimen organizado en el que había dispositivos hechizos que pretendían ser arrojados desde drones.
“En el sitio detectaron 10 artefactos explosivos con modificaciones para ser arrojados por drones, por lo que se dio parte al Agrupamiento Especializado en Artefactos Explosivos y Materiales Peligrosos de la Guardia Civil para desactivarlos manualmente mediante la separación de los componentes en forma remota y por medio de una herramienta especializada”, informó la SSP estatal.
Aunque la dependencia no reveló a qué organización delincuencial le pertenecería la instalación clandestina, en la zona se ha reportado la presencia de integrantes de Los Viagras y Los Caballeros Templarios dedicados a extorsionar productores de limón.
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